“Al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en él.” 2 Corintios 5:21 RVR1960
Este es un verso que explica claramente la justificación de los creyentes.
El justo, el limpio, el santo, el irreprensible, el inocente, el único sin mancha ni falla, nuestro Señor Jesucristo es nombrado «el que no conoció pecado»
Nuestro Señor Jesucristo, aquel de quien el Padre dijo: Este es mi Hijo amado, en quien tengo complacencia. (Mateo 3:17) entregó su vida por cada uno de nosotros para justificarnos.
Si hay algo que nosotros a diferencia de nuestro Señor si conocemos muy bien, es cómo pecar. Estamos tan relacionados y cercanos a nuestro pecado que aún pecamos sin saber y muchas veces sin querer. Sin embargo Él nunca, ni por una milésima de segundo en su vida conoció pecado.
El verso también nos dice que el Padre decidió hacerlo pecado por nosotros.
La iniciativa en la obra salvadora es de Dios Padre, esto nos humilla y nos llena de agradecimiento ya que reconocemos que si la salvación dependiera de nuestra iniciativa, no seríamos salvos jamás.
Está obra de justificación ha hecho posible que tú y yo hoy podamos ser llamados hijos de Dios y podamos ser vistos por el Padre de una manera distinta como lo explica el libro de Colosenses.
Pero ahora Él los reconcilió consigo mediante la muerte de Cristo en su cuerpo físico. Como resultado, los ha trasladado a su propia presencia, y ahora ustedes son santos, libres de culpa y pueden presentarse delante de Él sin ninguna falta. (Colosenses 1:22 NTV)
Hoy es el día en el que la iglesia se reúne, quizá hoy célebres la Santa Cena. Recuerda esto, todo lo que veras hoy es una evidencia del milagro precioso de la justificación en Cristo.
Pecadores cantando y adorando a un Dios que antes despreciaban. Hombres que amaban el pecado hoy oraran por integridad, mujeres que antes eran llenas de orgullo hoy escuchan atentas las enseñanzas del Señor. Jóvenes que tenían pensado entregar su vida a los placeres que este mundo les ofrece, han dejado eso atrás y hoy están deseosos de predicar el evangelio, ¡Gloria a Dios y a su hijo Jesucristo, por semejante transformación!
Que hoy tengas un hermoso día, disfrutando y compartiendo la palabra del Señor.
Si hay algo que nosotros a diferencia de nuestro Señor si conocemos muy bien, es cómo pecar. Estamos tan relacionados y cercanos a nuestro pecado que aún pecamos sin saber y muchas veces sin querer. Sin embargo Él nunca, ni por una milésima de segundo de su vida conoció pecado.
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Martín Manchego 