Nunca se apartará de tu boca este libro de la ley, sino que de día y de noche meditarás en él, para que guardes y hagas conforme a todo lo que en él está escrito; porque entonces harás prosperar tu camino, y todo te saldrá bien (Josué 1:8)
¡Qué maravilloso versículo! sin duda es uno de mis preferidos, me lleva reconocer la grandeza de la palabra de Dios y su poder. Es una de las promesas más hermosas de Dios para la humanidad.
Fue uno de los primeros versos que me enseñaron y he corroborado que la promesa se cumple, la obediencia trae bendición y hace prosperar nuestro camino a Dios mientras la desobediencia entristece nuestro espíritu y nos hace perder la esperanza.
Conocí un hermano que se tomo tan a pecho lo de que la palabra de Dios es la espada de todo creyente que guardaba su Biblia en su bolsillo trasero y al momento de sacarla para compartirnos algún versículo imitaba al rey Arturo cuando sacaba su espada y hasta hacia el sonido del desenvaine con su boca, es una anécdota graciosa pero me hizo pensar un poco acerca de dónde quiere Dios que tengamos su palabra principalmente.
Él no quiere que la tengamos en nuestra mochila, ni en la maletera ni en la puerta de la casa, ni siquiera en nuestra mano, no quiero decir que no lleves tu bíblia a todo lugar, ¡Hazlo! Lo que quiero decir es que lo más sublime que Dios puede ver de ti con relación a su palabra es que nunca la apartes de tu boca ¿Qué quiere decir eso? Que todo lo que digas sea de bendición como lo hacia nuestro Señor.
Él decía palabras que daban gracia a los oyentes, animo al cansado, consuelo al afligido, esperanza al temeroso, sabiduría al sabio y también exhortaba con palabras firmes al rebelde y orgulloso.
Ninguna palabra corrompida salga de vuestra boca, sino la que sea buena para la necesaria edificación, a fin de dar gracia a los oyentes. (Efesios 4:29)
Estos son tiempos difíciles, llenos de malas influencias, falsos predicadores y mensajes distorsionados de la palabra de Dios. ¡Es necesario que se levanten hombres y mujeres que tengan la palabra de Dios en sus labios! Como dice Baxter en su libro “El pastor reformado” lee, ora, investiga, estudia, practica, OBEDECE. “Temblad y no pequéis, medita… serás bienaventurado, esta palabra es poderosa para capacitarte para “toda buena obra”
Toda Escritura es inspirada por Dios y útil para enseñar, para reprender, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, equipado para toda buena obra. (2 Timoteo 3:16-17)
Él decía palabras que daban gracia a los oyentes, animo al cansado, consuelo al afligido, esperanza al temeroso, sabiduría al sabio y también exhortaba con palabras firmes al rebelde y orgulloso.
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