ORAD SIN CESAR

“Orad sin cesar.”‭‭1 Tesalonicenses‬ ‭5:17‬

Este es uno de los versículos más cortos de toda la biblia, sin embargo uno de los más estudiados pero a la vez uno de los menos obedecidos.

El apóstol Pablo, desde el verso 12 en adelante, exhorta a los hermanos a adoptar buenas costumbres como ser agradecidos con sus ancianos, reconocerlos por su labor, amonestar a los ociosos, alentar a los de poco ánimo, sostener a los débiles y que sean pacientes con todos además de guardarse del rencor y estar siempre gozosos.

Luego de esto les manda a orar sin cesar, esto nos habla de constancia, de perseverancia, de persistencia.

Muchas veces he escuchado que orar debe ser para el cristiano como respirar, un acto natural. Y eso es un buen ejemplo.

En ese sentido se podría decir que cuando no oramos, estamos aguantando la respiración «espiritual» ¿sabes lo que eso produce? La muerte o varios trastornos de salud.

De la misma manera cuando no oramos no podemos dejar de sufrir las consecuencias.

  • Malas desiciones.
  • Una vida sin pureza.
  • Una vida desorganizada.
  • Desenfoque de lo prioritario.
  • Nuestro carácter nos domina.
  • No hay confianza ni paz.
  • Dejamos de ser usados por Dios.
  • No hay regocijo al leer las escrituras.
  • Nuestro viejo hombre despierta.
  • Etc.

¿Habías pensado en esto? Realmente muchas de las circunstancias desagradables que vivimos en nuestra vida, son el fruto de malas desiciones tomadas en el pasado. Desiciones que tomamos sin orar sinceramente y sin buscar la voluntad y la gloria de Dios.

El tema de la oración es muy difícil de resumir en un devocional, por lo cual seguiremos una serie cada viernes sobre la oración.

Pero hoy quiero compartir contigo algo que me pasó y espero que sirva de ilustración para ti amado hermano lector.

Hace unos meses mi esposa y yo tuvimos que mudarnos así que tenía que dejar la casa como me la dieron, considerando los gastos que viene con una mudanza, decidí arreglar un caño de doble conección yo solo,  a pesar de tener un amigo gasfitero a 4 casas de la mía.

Luego de dos horas de lucha, termine mojado, sucio y con un caño roto desde la base, compré otros implementos para arreglar mi desastre mientras mi esposa se reía de mí y me insistía en llamar al gasfitero, volví a la acción con herramientas nuevas, solo para romper el otro caño. Me di por vencido y luego de haber intentado todo en mis fuerzas recién acudí al experto quien lo soluciono todo en treinta minutos, con herramientas que parecían tener un siglo de vida.

Muchas veces en nuestro andar cristiano, solemos hacer los mismo, solo invocamos el nombre del Señor luego de haber intentado todo en nuestras fuerzas y cuando ya no podemos más.

Para ser hombres y mujeres de oración es necesario que aprendamos a confiar las cosas más simples de la vida en las manos de Dios. Es imposible que oremos sin cesar si tenemos autosuficiencia en nuestro corazón.

Ora por las cosas simples de la vida. Agradece, alaba, cuéntale lo que pasó en tu día a Dios. Cuéntale las inquietudes de tu corazón. Una de los beneficios más hermosos de la oración es que no tenemos que parecer correctos delante de Dios y no tenemos que esforzarnos por impresionarle, Él nos conoce y sabe aún nuestros peores pensamientos. Se, como diría el pastor Miguel Nuñez, brutalmente sincero con Dios.

Que este se al día en que comencemos a orar sin cesar.

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